Como muchos otros, ando recién llegado del #EBE10. Quien me conozca un poquito sabe que el 2010 ha sido un año de grandes cambios profesionales para mí y no podía falta a esta cita si me considero un apasionado de la comunicación y de las redes sociales.
Tuve la suerte de estar desde el jueves en Sevilla y participar en el #twitSevilla que se hizo en @CasaCarmelo, en el maravilloso barrio de Santa Cruz. Unas magníficas croquetas de rabo de toro, unas lagrimitas de pollo y algunas tapitas más fueron un excelente comienzo de las jornadas que empezaban al día siguiente.
Alfonso Alcántara comentaba ayer en su último post que una de las cosas más importantes de asistir a encuentros como este es ir con un objetivo claro. Creo que yo lo tenía: aprovechar las ponencias y participar de ellas desde el hashtag #EBE10, empaparme del ambiente 2.0 y desvirtualizar a personas con las que mantengo relación desde hace bastante tiempo en mi TL de Twitter. Puede parecer quizás que no son objetivos demasiado «profesionales», pero creo que una cuestión fundamental en la red es no quedarse en los muros y TL, sino salir de casa y acercarse.
Han sido un viernes y sábado llenos de ponencias, charlas, talleres, pero sobre todo de contacto con las personas. Reconozco que aún me da vergüenza eso de que te paren y te digan ¿tu eres….verdad?, pero sin duda es la verdadera esencia de la comunicación: hablar en persona y descubrir avatares «reales» que hemos conocido en el mundo virtual.
Una de las claves, para mi opinión, es la predisposición con la que acudimos a estos encuentros. Me atrevería a decir que hay incluso algo de ansiedad (sana) por desvirtualizar, por reconocer caras y por reencontrarse con gente que ya conocemos. Es fácil criticar a posteriori aspectos de los ponentes o las ponencias, fallos puntuales en la wifi u otras cuestiones, pero creo que lo primero que hay que hacer es agradecer a los organizadores el esfuerzo realizado porque como dice @fmlopez48 en su último post «no es nada fácil gestionar un evento con tal magnitud de asistentes»… y yo añado que ha sido una maravilla que todos hayamos podido disponer del magnífico punto de encuentro en la Isla de la Cartuja, independientemente de que es muy difícil que absolutamente todo salga «perfecto» en estos macroencuentros.
Tengo la impresión de que no somos bichos raros. Quizás estamos siendo los primeros en llegar, pero ya lo decía @dreig en su ponencia: la web social es eminentemente social y quien lo niega básicamente está cerrando los ojos ante una evidencia. Nos pasamos muchas horas delante de una pantalla, es verdad, pero las ganas de contactar, de conversar, de compartir emociones y opiniones definen perfectamente el halo de entusiasmo que rodeaba al EBE10.
Me hubiera encantado conocer a mucha más gente, pero es como querer hablar con todos los asistentes a un concierto de U2 (vale, exagero un poco). Me llevo de Sevilla el color especial que tiene (también un frío muy húmedo que me recordó al de La Laguna), pero sobre todo traigo conmigo ganas de seguir trabajando humildemente en este mundo, que al fin al cabo no es otro mundo que el de la comunicación, ya sea tecleando, trabajando cara a cara o compartiendo cañas y conversación. Me llevo la sensación de que, aunque muchos van a hacer un networking intensivo, muchos otros hacen un «net» sin working, porque hay cosas que van más allá del trabajo o de los negocios que se puedan hacer dentro de cuatro paredes.
Dos últimos apuntes: me resultó curioso el intercambio de tarjetas analógicas (algunas de ellas preciosas, hay que felicitar los diseñadores) en un entorno tan digitalizado y las frases tipo «¿No te sigo? Yo creo que sí ¿no?, que fueron una de las que mas oí durante el evento.
Acabo felicitando de nuevo a la organización y diciendo «Señores que se alegran de haber ido al EBE10 y piensan ir al EBE11».