Gracias por RT

retweet

Este post es la segunda colaboración con los compañeros de Las Iniciativas, Cluster de Comunicación y Marketing de Canarias. La entrada original esta aquí, y también pueden seguirlos a través de Facebook y Twitter.

Recuerdo, hace ya casi 3 años, que al entrar en Twitter las primeras ocasiones, una de las primeras conversaciones o cuestiones que se comentaban en el timeline era si se debía o no dar las gracias por los retweets o retuiteos. Creo que muchos por aquella época éramos bastante novatos en esa red, y nos algunos de nosotros nos planteábamos si no estaríamos saturando a los demás usuarios con esos agradecimientos, ya fueran por los RT, por las menciones o por los famosos #FF, que ya despuntaban en ese período.

Aunque podemos encontrar en varios blogs, entre uno de ellos el de Iván Rodríguez, más conocido como @twittboy, referencias a conductas más o menos deseables en ese sentido (recomendable ver el ejemplo que pone Iván en referencia a José Miguel Bolívar @jmbolivar), todavía no disponemos de un manual de estilo «oficial» que tomar como referencia. Por otro lado, espero que ese libro de estilo tal cual nunca aparezca, ya que una de las grandezas de Twitter es la libertad de actuación que permite y la inmensa heterogeneidad de comportamientos de los usuarios.

Hoy en día sigue siendo un tema extensamente comentado, e incluso se ha convertido en uno de los principales argumentos, junto con la contestación ( o no) a las menciones, para catalogar a determinados usuarios como gurús: es decir, si un usuario con unas cuentos miles o decenas de miles de followers no contesta a menciones o RT, se le atribuye esa condición rápidamente.

En las últimas semanas he estado analizando mi propio comportamiento en Twitter, y me he dado cuenta que suelo dejarme varias menciones y RT sin agradecer. Hace un tiempo estaba acostumbrado (y lo tenía como una de mis principales normas), agradecer cada reply y cada retuiteo que me hacían, pero en los últimos tiempos me resulta verdaramente imposible. Ya sea por carga de trabajo diaria o porque uno, de vez en cuando, puede tener cierto éxito con un tweet más o menos acertado o divertido, me he dejado por el camino varios agradecimientos. Puede que  a alguno le resulte extraño y no lo entienda del todo, pero digánme ustedes cómo responderían a un tweet que se acerca al centenar de réplicas (repito: no es lo normal en mi caso, pero a veces ocurre).

No voy a entrar a discutir si se debe o no agradecer cada mention, cada RT o cada #FF. Hay múltiples formas de hacerlo (o de no hacerlo), y cada uno debe elegir la suya. Insisto en que mi costumbre, por norma general, es agradecerlos, pero a veces no se puede.

Es por ello que quiero aprovechar para darte las gracias. A ti, que no se si has llegado a través de Facebook, de Twitter, de Google+ o de algún otro medio social, gracias por gastar unos segundos en leerme, gracias por molestarte en abrir un enlace, gracias por mencionarme, y gracias sobre todo por hacer que la experiencia en Twitter sea cada día más enriquecedora. Aunque no te de las gracias, aunque no te mencione, y aunque parezca que me olvide, cada mención, cada RT o una risa, comentario o crítica provocada por un tweet me hacer sentir respeto por ti.

Gracias por RT 🙂

Imagen: www.islabit.com

Community manager: ¿eres tú, o eres tu marca?

Community manager se ha convertido en los últimos años en el concepto o puesto de trabajo de moda en las plataformas sociales de Internet. Cada día podemos leer innumerables artículos sobre el tema desde diferentes fuentes, en donde se debaten infinidad de temas relacionados  en torno a esta figura.

Pero sin duda, otro de los tópicos más frecuentes, sobre todo en Twitter, es el uso de la expresión «marca personal» o «identidad personal«. Las plataformas sociales se han convertido en una magnífica oportunidad para aumentar nuestra visibilidad personal y profesional, en tanto en cuanto estas nos ofrecen la oportunidad de poder mostrar nuestro trabajo, experiencias, opiniones, etc. Es recomendable, en este sentido, leer algunos de los posts en los blogs de @marcapersonal, @seniormanager, @arey, @yoriento o @JoseLdelCampo, entre algunos otro autores.

El community manager, entre otras muchas funciones, es el encargado de dotar, aportando valor y contenidos a la comunidad, de identidad digital a la marca o institución que representa, independientemente de que esta persona tenga su propio perfil en algunos medios sociales. En algunos casos, a la marca o institución le puede interesar que su community manager sea alguien con especial relevancia en los medios sociales, con el objetivo de tener un mayor alcance en esos medios, y en otras muchas ocasiones, el gestor de comunidades permanece en el anonimato.

En el primero de los casos, tanto en la bio de la marca como en la del community manager, se refleja perfectamente esa relación entre marca y gestor de la cuenta, resultando algo parecido a esto: Marca «X»: Hola! somos «X» y esta es nuetra cuenta de Twitter. Estamos a tu disposición aquí, cuenta atendida por…. y en el caso de la bio del gestor, suele aparecer algo así: Licenciado en «x», me gustan la comunicación y las redes sociales…blablabla…. Gestiono la cuenta de «X». Por otro lado, hay muchas marcas o instituciones que prefieren no «promocionar» a su gestor de cuentas, y este también prefiere estar en el anonimato.

Pese a que ya hay bastante literatura sobre la gestión de comunidades online, la conveniencia de tener un community manager «visible» para la marca o no es algo sobre lo que no hay una recomendación más acertada que otra, ya que depende de qué empresa hablemos, de qué objetivos tenga y del propio gestor de la cuenta. En mi caso personal, he visto ejemplos de cada uno de los casos que funcionan perfectamente, y al contrario, situaciones donde escoger una u otra opción no fue lo más adecuado.

En cualquier caso, una práctica que veo con frecuencia en Twitter y Facebook (y cada día más), es que el gestor de la cuenta de una marca acostumbra a hacer RT (o compartir en el caso de Facebook) de las publicaciones de esa marca desde su cuenta personal. O lo que viene a ser lo mismo, el community manager crea un contenido interesante y relevante para la marca, para a continuación redifundir esa misma información desde su perfil personal en varias plataformas sociales.  Esta forma de comportamiento da lugar a una extraña mezcla entre la persona y la marca que representa, lo que puede llegar a confundir al seguidor de ese community manager.

Otro de los comportamientos que he observado en algunos community manager es «colar» su marca en algún evento importante, aunque la temática de este no tenga absolutamente con la actividad de la empresa o con su social object. Es decir, el gestor de cuentas acude de forma personal, pero aprovecha para dar visibilidad a la marca, ya que hay cientos de asistentes al evento, miles por streaming y un hashtag con un buen alcance asegurado (nos quejamos de que Bisbal usara el #prayforjapan, pero otros hacen exactamente lo mismo con sus marcas)

Como ya sostenía antes, no hay una norma «perfecta» para todos los casos, y la práctica o no de determinados comportamientos puede ser más o menos recomendable, pero mi preocupación se ciñe más al aspecto ético del community manager. A veces nos centramos y nos obsesionamos con los cientos de herramientas de medición, con el dichoso (pero muy necesario) ROI, etc…pero nos olvidamos de que trabajamos por y para las personas, sean estas gestores de cuentas o no.

¿Qué opinas? ¿Debemos hacer RT de nuestras marcas para darles mayor visibilidad? ¿Debemos crear y dinamizar comunidades sea como sea? ¿Crees que en algunas ocasiones se confunde el community manager de una marca con la marca en sí misma?

¿Ha cambiado Google+ tu comportamiento en los medios sociales?

Google+Hace ya algo más de una semana que tuve la oportunidad de darme de alta en Google+ a través de una invitación, siendo los últimos días un aluvión de peticiones de invitación e información sobre el nuevo medio social propuesto por Google+. En Twitter, mi lector de feeds, el propio Google+ e incluso en Facebook  se habla muchísimo sobre la nueva plataforma, y cada uno va sacando sus propias conclusiones sobre la misma.

Comentaba en un post anterior mis dudas sobre el proyecto de Google+, ya que a primera vista parecía solamente una copia de Facebook bien hecha, pero con el paso de los días me ha ido gustando más la plataforma. Tengo que reconocer que uso a diario muchas apps de Google para mi trabajo, y la perfecta integración de Google+ con alguna de ellas hace que me sienta muy cómodo usándolo. En este excelente post de @fmlopez48 pueden ver la opinión de algunos tuiteros sobre Google+ hasta el momento.

En boca de muchos está la posibilidad de que Google+ haga «daño» o llegue a superar a otras conocidas plataformas como Facebook o Twitter. Para algunos, lo normal es que le quite cuota a Facebook, ya que es una evolución mejorada de esa aplicación, mejorando la configuración de la privacidad, la visualización de fotos o el original, llamativo y útil sistema de clasificación por círculos. Sin embargo, para otros Google+ es una «ampliación» de Twitter, en el sentido de que muchos de nosotros le estamos dando al medio de Google un uso semiprofesional, importando muchos contactos de Twitter (aunque también de Facebook) con los que compartimos opinión, enlaces o tuiteos varios diariamente.

Reconozco que al menos en mi caso, aunque creo que tengo bastante bien definidos mis círculos, no sé todavía muy bien cómo usar esta plataforma social. En ocasiones dudo si publicar en Twitter, en Facebook, en Google+, o hacerlo en dos o tres a la vez, pero en lo que respecta a mis contactos, he observado diferentes comportamientos a la hora de usar Google+, que me permito pasar a señalar aquí:

1. El Tuitero que usa Google+ como ampliación de Twitter. En Twitter suelen surgir grandes conversaciones y debates, pero quizás no es la plataforma más apropiada para ello, ya que corremos el riesgo de saturar el timeline de nuestros seguidores si publicamos demasiados tuits. Algunos usuarios habituales de Twitter mantienen su estilo en Google+ con sus publicaciones, pero enriqueciéndolas con comentarios que en ocasiones se extienden hasta el infinito. Parece ser que Google+ viene muy bien para agrupar a nuestros seguidos y seguidores de Twitter y poder salir del límite de los 140 caracteres.

2. El usuario de Google+ que solamente habla de Google+. Al igual que en Twitter se habla mucho de Twitter, parece que uno de los «topics» o temas principales tratados en la nueva plataforma es justamente ella misma. Una buena parte de los integrantes de mis círculos ha publicado casi de forma íntegra publicaciones o enlaces sobre Google+.

3. El usuario de Facebook que se había cansado de sus cuñados y de Farmville. Usuario natural de Facebook y Twitter, aunque suele publicar más en la primera plataforma pero algo harto de las apps invasivas y de tener a todo su árbol genealógico en su grupo de amigos. Para este usuario, Google+ ha supuesto una liberación y una catarsis personal.

4. El curioso. Creo que aquí podemos incluirnos, en mayor o menor medida, todos los que nos hemos creado un perfil en Google+, sobre todo los que nos dedicamos a trabajar en los medios sociales. Hay ganas de experimentar, de observar virtudes y defectos y de la nueva propuesta de Google. Tenemos mucha curiosidad por saber si Google+ suplantará, o al menos será una alternativa a Facebook y si le ganará terreno a Twitter.

Obviamente, es una clasificación incompleta (y me encantaría que me ayudaras a completarla). En cualquier caso, algunos dudan acerca de la viabilidad de la plataforma Google+, recordando los fracasos anteriores de Buzz y Wave, pero en mi opinión, si un medio social es capaz de cambiar ciertos comportamientos, costumbres y formas de compartir y relacionarnos, algo habrá hecho bien. ¿Ha cambiado Google+ tu comportamiento en las redes sociales?

Conductas 0.0 en entornos 2.0 (VI): El cachondeo de las operadoras de telemunicaciones

Leo, cuanto menos con asombro, una noticia de ayer publicada en El País titulada Las operadoras prometen no molestar con sus llamadas, donde se informa de la firma de un código deontológico entre las principales empresas españolas que ofrecen servicios de telecomunicaciones (Movistar, Vodafone, Orange, Yoigo y Ono)
con el objetivo de procurar ser lo menos molestos posible en las llamadas comerciales que realizan a sus clientes para convencerles de una promoción o de que se cambien de compañía.
Como esto del código deontológico me suena a risa por no decir otra cosa, me gustaría analizar alguno de los puntos clave del documento firmado.


a) Se limita el número de llamadas comerciales que se pueden hacer a un cliente que, o bien rechaza esa promoción o ni siquiera atiende el teléfono sabedor de que se trata de una llamada comercial. Así, cuando un consumidor conteste la llamada y manifieste no tener interés por la propuesta, la operadora se compromete a no volver a llamar al cliente hasta después de tres meses a partir de esa llamada. O sea, si no he entendido mal, antes se hacía spam telefónico sin ningún tipo de recato ¿verdad?


b) Se limitan las horas en que se pueden efectuar las llamadas comerciales, que deben hacerse en «horarios no intrusivos»: de lunes a viernes, de 9 a 22 horas; los sábados, de 9 a 14 horas, evitándose las llamadas los domingos y festivos. Es decir, antes se hacían llamadas a cualquier hora y en cualquier día de la semana ¿verdad?


c) Las compañías contarán con procedimientos que garanticen que no se contactará con los consumidores incluidos en listas en las que se explicita expresamente el deseo de no recibir este tipo de llamadas o publicidad. Entiendo entonces que antes se pasaban esas listas por el forro ¿verdad?


d)  Las operadoras se comprometen a no utilizar medios engañosos, fraudulentos ni, en general, desleales para la competencia, para obtener del consumidor datos y/o contestaciones que pudieran interpretarse como una aceptación al cambio de operadora ni para obtener del consumidor cualquier otro comportamiento económico. O sea, que antes sí usaban estos métodos ¿verdad?


e) En las llamadas comerciales se asegurará la identificación de forma clara e inequívoca de la operadora que efectúa la llamada o en cuyo nombre se realiza, evitando manifestaciones que puedan llevar a confusión o engaño a este respecto. También estarán obligadas a identificar el número desde el que se genere el contacto con el consumidor, de forma que el mismo aparezca en la pantalla del terminal. Queda claro que antes se dificultaba (seguro que sin mala intención) la identificación de la persona que nos hablaba o el teléfono desde donde se nos contactaba ¿verdad?


f) Todas las operadoras se abstendrán de utilizar manifestaciones falsas, engañosas, denigratorias o, en general, desleales para la competencia, para referirse a los productos y servicios de otras operadoras. Quiere esto decir que antes se usaban este tipo de manifestaciones para lograr captar clientes ¿verdad?


Para mi opinión, aparte del pobre servicio que ofrecen las operadoras con respecto a otros países cercanos, han dejado muy claro cómo venían actuando hasta ahora; el problema es que les da absolutamente igual, y aún mayor el problema, es que me da que a nosotros parece que también. ¿Estás de acuerdo?

Conductas 0.0 en entornos 2.0 (IV): ¿Me ayudas a hacerte un RT?

Si me pidieran una definición de Twitter en una sola palabra, diría “erreté” (una forma castiza de escribir RT). Más allá de la rapidez, eficacia y demás características de esta red, el RT, según mi opinión, es una característica tremendamente esencial sin la cual no tendría demasiado sentido usar a nuestro querido pajarito.
El RT o retweet nos permite difundir y divulgar a nuestros seguidores aquéllas publicaciones, opiniones, posts, etc. que nos han parecido interesantes; esto facilita, a su vez, que tuiteros que no se conocen conecten entre sí a través de temas que interesan a ambos, y, en definitiva, nos permite una rápida viralización de contenido a través del timeline.
El uso del RT varía según los usuarios; pasando desde los que no apenas retuitean nada hasta los que retuitean todo lo retuiteable. Esta es una de las grandezas de Twitter, como ya he comentado en otras ocasiones: cada uno sigue un criterio personal y diferente al de los demás, y mientras se mantengan la educación y las buenas maneras, a igual que en el 1.0, no voy a ser yo quién diga a qué cosas hay que hacer RT o a cuáles no.
Sin embargo, lo que me da pena, rabia o me desespera un poco en ciertas ocasiones, es encontrarme con algún tweet de muy buena calidad, ya sea porque incluye un enlace interesante, porque se trata de una reflexión aguda o por diversas razones más, pero no poder retuitearlo porque el autor ha aprovechado al máximo los 140 caracteres que les permite Twitter. Pondré algunos ejemplos al respecto:
a)      Tweets de citas: @usuario1: Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera d perdonar. Un ser vil no perdona nunca porqu no está en su naturaleza. En este caso, @usuario1 ha tenido que cortar algunas letras para que la cita encaje en el tweet, pero lo peor del caso es que nadie va a poder retuitear esa cita, ya que al intentar hacerlo, ocurriría que nos sobrarían 14 caracteres (aunque por otro lado es cierto que sí podríamos retuitearlo tal y como se hace desde la web de Twitter). En todo caso, aunque pudiéramos hacer RT, no es posible aportar nada de nuestra parte (por ejemplo, decir que nos ha gustado, recomendarlo con un hashtag, etc..).
b)      Tweets sobrecargados de hashtags: ya he hablado recientemente del uso de los hashtags. No voy a insistir demasiado en el tema, pero si que pondré otro ejemplo: @usuario1: El 61% de los directivos no usa las redes sociales en su trabajo #rrhh #empresa #redes #trabajo #organizaciones http://bit.ly/19GTn. El tweet puede ser muy interesante por el dato que aporta, pero al haber incluido tal cantidad de hashtags es cas imposible hacer un RT. En este caso, es algo más fácil porque podemos optar por suprimir alguno de los hashtags para acortar el tweet y así poder difundirlo, pero en todo caso nos obliga a hacer un esfuerzo extra.
c)      Tweets sin usar acortadores de URL: el uso de acortadores se ha hecho imprescindible en Twitter cuando colgamos algún enlace. Un ejemplo:
@usuario1: “El Iphone 5 saldrá a principios de verano del 2011 con muchas novedades interesantes www.elpais.com/tecnologia/moviles/iphone/novedades”. Aquí ocurriría lo mismo que hemos comentado en los párrafos precedentes: resulta imposible o casi imposible hacer RT, ya que no se ha usado ningún acortador y la dirección de la web ocupa muchos caracteres. Sin embargo, usando un acortador de URL, la cosa quedaría así: “El Iphone 5 saldrá a principios de verano del 2011 con muchas novedades interesantes http://bit.ly/bZbVGR”, lo cual nos deja bastante más espacio para retuitearlo.
d)      Tweets en el contexto de un debate: es muy habitual que en Twitter se generen debates donde participen varios usuarios. El problema surge cuando nos entramos tweets como éste: “@usuario1: yo también estoy de acuerdo @usuario2 @usuario3 @usuario4 @usuario5 @usuario6 @usuario7 @usuario8 @usuario9 @usuario10 @usuario11”. Una persona que no haya estado previamente en la discusión probablemente se sentirá perdida y por supuesto, no será capaz de hacer RT por la longitud del tweet; para estos casos, lo recomendable es usar un hashtag compartido que de identidad al debate, lo que daría lugar a un tweet tipo: @usuario1 no estoy del todo de acuerdo, pero es cierto el argumento de @usuario3 #debatetwitter.

Son solo algunos ejemplos de cómo podemos ayudar a la comunidad tuitera a que el RT no pierda su inestimable valor. Si no favorecemos un retuiteo sencillo, muchos tweets se quedan por el camino y corremos el riesgo de perdernos información verdaderamente valiosa.
¿Me ayudas a hacerte RT?

Conductas 0.0 en entornos 2.0 (1º parte): los hashtag en twitter

Me propongo hacer una serie posts sobre ciertos comportamientos (la mayoría de los que hablaré los considero no del todo apropiados) que se dan actualmente en las redes. Ya dije en una  entrada anterior que, por deformación profesional, una de las cosas con las que más disfruto es observando distintos comportamientos; obviamente, no podemos saber a priori lo que lo que los usuarios de las redes sociales piensan o sienten, pero si algo hay observable es la conducta, en este caso «conducta escrita», y a través de ella se pueden inferir las medidas de ciertos tipos de variables.


No pretendo que esta serie de artículos sean algo así como una «guía de comportamiento del usuario de redes sociales», ni mucho menos. No soy yo quién para hacer ninguna guía, en primer lugar porque hay muchas personas que saben de eso infinitamente más que yo, y en segundo lugar porque un servidor, como usuario habitual de las redes más de una vez habrá dado la brasa y/o molestado en los muros y TL de algunas personas.


En todo caso, hoy me gustaría empezar hablando del comportamiento de los usuarios de twitter en lo relativo al uso de los hashtag. Últimamente he participado de algunos debates sobre si se debe o no «entrar al trapo» o no usando un hashtag del cuál se desconoce su uso concreto. Hay hashtags que por su denominación son bastante claros, como por ejemplo #rrhh #empleo, aunque también depende del contexto en que se usen; sin embargo, existen otros que no son tan claros y pueden dar lugar a confusiones y malos entendidos.


Pero más allá de esos detalles, como soy un convencido de que el mundo 2.0 es básicamente una representación digital del mundo 1.0 (salvando diferencias) y que ciertas conductas son igualmente apreciadas o detestadas en ambos contextos, me he permitido poner un ejemplo «analógico» de lo que pasaría al usar de una manera u otra un hashtag. Aquí lo dejo y espero opiniones y críticas 😉


Imaginen que van como invitados a casa de un amigo donde hay varias personas. Resulta que vemos que están hablando sobre un tema muy comentado, pero no sabemos exactamente qué. Por otro lado, somos personas muy extrovertidas y que nos gusta llamar la atención, y queremos participar cuanto antes con los demás.

Tenemos dos opciones:

a) Presentarnos de manera mínimamente educada, hablando en minúsculas y sin chillar. Si conocemos a alguien del grupo, aunque nos suene poco, nos puede facilitar la incorporación al mismo y conocer a gente nueva. Pasados los días, si las reuniones en casa de nuestro amigo se repiten y nos vuelven a invitar, podemos usar el mismo tema de conversación y disfrutar de las personas que hemos conocido. Lo normal es que los participantes del grupo (también normales) asuman que eres normal, y que puedes integrarte en la normalidad de mantener una charla o disfrutar de un agradable rato con gente normal.

b) Irrumpir de repente en el grupo, sin venir a cuento, y desvirtuar el verdadero tema de debate. Por ejemplo, si se está hablando de lo vomitiva que es Belen Esteban, llegar nosotros y decir «Pues yo vendo unos pendientes muy parecidos a los que lleva Belén Esteban», y repetirlo en numerosas ocasiones por si alguien no s ha enterado o queremos vender más pendientes. En las siguientes ocasiones, mantendremos nuestra conducta sin variación alguna, pese a quien pese. Lo normal es que los participantes del grupo asuman que no eres normal, que vienes a vender cosas a casa de unos amigos y provocar rechazo casi instantáneo.

¿Tú que opción escoges?

¿Usas Twitter como un tablón de anuncios o como la barra de un bar?

Empecé a usar Twitter, como muchos otros, para darle un poco más de visibilidad a mi blog. No sabía muy bien cómo funcionaba la herramienta de microblogging, incluso @yoriento tuvo que avisarme amablemente de que mi enlace a Twitter desde el blog no funcionaba bien.
Cuando comencé a observar el TL desde la web, aquello me parecía una locura de menajes unos detrás de otros: personas que hablaban las unas con las otras, opiniones sobre sucesos, preguntas al aire sobre dudas al usar una herramienta en concreto, enlaces interesantes…sin duda me costó un poco adaptarme a la metodología “tuitera”, pero enseguida le vi el sentido a ésta herramienta.
Me imagino que mi fomación de psicólogo ha hecho que durante ciertos períodos de tiempo, me dedique a hacer un poco de voyeur 2.0 y observar el comportamiento de los tuiteros. No cabe de que con el paso del tiempo el TL se va enriqueciendo y cargándose de usuarios interesantes que aportan contenido a la red. Para mi gusto, una de las mejores cosas que tiene Twitter es que, aunque muchos de nosotros empezamos a usarlo para contactar con personas desconocidas, pero cercanas a nuestra profesión o intereses, acabamos formando una suerte de familia heterogénea y variada
Dentro de esa familia he observado, simplificando muchísimo por supuesto, dos tipos básicos de comportamiento o de usuarios en Twitter. Por un lado, hay tuiteros que actualizan el TL con constancia y regularidad de contenidos interesantes, que pueden provenir de blogs, artículos de prensa, etc… hacen retweet de temas publicados por otros usuarios para compartirlos con sus seguidores, o bien usan los 140 caracteres para expresar pensamientos sobre algo en concreto. Sin duda, la gran mayoría de estos tuiteros aportan valor añadido al TL, pero no suelen interaccionar demasiado con el resto de los usuarios (seguramente lo harán por mensaje directo, pero eso de momento no lo podemos saber).
Por otro lado, podríamos definir un perfil más o menos homogéneo de tuiteros que usan Twitter como herramienta de conversación en tiempo real, ya sea porque están compartiendo un hashtag en común, porque se conocen y van a quedar para un evento o porque simplemente participan de una animada conversación. No suelen hacer un uso demasiado “profesional” (aunque no me gusta demasiado ese término), sino que hacen un uso más “ocioso” de la herramienta. Creo que, aunque de forma diferente, también pueden y aportan valor al timeline.
Por supuesto, dado que los perfiles que he expuesto aquí son extremos, es muy habitual que los usuarios combinen las dos “modalidades” de uso de Twitter; los extremos suelen ser casi siempre la minoría y no son muchos los que veo en mi timeline.
¿Hay un uso concreto, razonable y efectivo de Twitter? Si hablamos de la cuenta de una empresa, por supuesto que hay una serie de “normas” para la interacción con el usuario de la marca…pero si hablamos de una cuenta personal, yo soy más proclive a decir que cada uno le de el uso que crea conveniente. Con esto quiero dejar claro que mi opinión es que, si hablamos de un uso personal, nadie debería decirnos cómo usar o no Twitter, más allá de guardar las formas, el sentido común y mantener la educación que podamos tener en el 1.0
No creo que uno de los perfiles de usuario sea mejor que otro. Personalmente, me parece tan bueno que un tuitero cuelgue enlaces que pueden aportar contenido de calidad como otro que genere conversación en la red. Los dos, al fin y al cabo, nos dejan su grano de arena y ayudan a que la comunidad crezca y sea más interesante cada día. Quizás lo mejor de todo es que tenemos la capacidad de seguir o no seguir a quien nos plazca, es una de las virtudes de la red.
¿Y qué tipo de usuario soy yo? No creo ser el más indicado para decirlo, quien me siga lo sabrá, quien me haya dejado de seguir probablemente también lo sabrá y quién aún no me siga tiene la posibilidad de saberlo enseguida 😉
¿Y tú, como usas Twitter?

Conductas del tuitero: ¿Quién se ha llevado mis tweets y mis followers?

Inspirándome en el famoso libro de Spencer Johnson, copio en parte su título para empezar el post. Twitter ha supuesto una revolución en la forma de comunicarse de millones de personas en todo el mundo. El famoso límite de los 140 caracteres no ha limitado, valga la redundancia, la capacidad de conexión de muchísimos usuarios en el pequeño timeline que nos ofrece el pajarito.
Pero mi objetivo no es hacer hoy estudio de cómo funciona twitter, porque eso ya lo han hecho muchos otros, sino de cómo nos comportamos en el uso de twitter, y áun más lejos, las características de nuestro comportamiento cuando twitter falla.
Como toda tecnología que se precie, ésta antes o después tiene sus fallos o averías. Los habitantes del siglo XXI tenemos una dependencia brutal de la tecnología, y el ejemplo más cercano, y que a todos nos ha pasado más de una vez, es un corte de luz. Sin fluido eléctrico nos sentimos desprotegidos, se nos estropean los alimentos que están en el frigorífico, no podemos ver la TV ni recargar el móvil o el portátil, y muchísimos ejemplos más. Habitualmente tenemos un poquito de paciencia, encendemos unas velas y a la luz de ellas nos leemos un libro o simplemente esperamos a que se restablezcan las conexiones pertinentes en las subestaciones.
Lo mismo nos puede ocurrir con otra serie de avances: la batería del coche se va gastando poco a poco, hasta que un día no nos arranca el coche, el cajero automático está fuera de servicio y no podemos sacar dinero, la página del google no carga y no podemos hacer la búsqueda que teníamos planteada o al termo que nos proporciona agua caliente se le estropea la resistencia y ducharnos se convierte en una odisea.
Pero curiosamente, cuando falla twitter parece que el Juicio Final se avecina. Hasta el momento, los usuarios habituales de esta red hemos podido comprobar tres tipos de fallos: por un lado, la saturación de tweets y la aparición de la famosa ballena, por otro lado, la desaparición misteriosa de followers hace poco tiempo, y hoy mismo muchos tuiteadores se han quejado de la desaparición de los tweets emitidos por cada uno de ellos.
Recorriendo mi timeline he visto la gran preocupación de muchos usuarios porque sus tuits habían desaparecido, y algunos recomendaban ponerse en contacto con el servicio de asistencia de twitter en español para lograr una solución. Algo parecido pasó con la pérdida de followers de hace unas semanas y los comentarios acerca de la ballena se suelen repetir con frecuencia cuando no podemos acceder a twitter.
Señoras y señores, pensemos un poco. Twitter es una herramienta de comunicación, no es nuestra vida. No pretendamos que el pajarito sea un fiel recipiente de nuestros tweets eternamente: nuestros tweets son lanzados al viento, y éste también se lo lleva (o por lo menos yo lo veo así). Recordemos que, hasta hace bien poco, vivíamos sin twitter y no sabíamos lo que era un follower o un RT.
Poco a poco nos estamos convirtiendo en ciberpersonas. No hace falta que tengamos un pendrive instalado en algún lóbulo cerebral o tengamos un notebook en unas gafas de sol; se trata de una cuestión de pseudodependencia psicológica a la tecnología. Las quejas de los tuiteros acerca de la pérdida de tweets me hizo un poco de gracia, porque no creo que mucha gente almacene sus miles de tweets en algún tipo de formato (igual me equivoco). ¿Qué más da que se hayan perdido los tweets? Twitter es una herramienta de comunicación instantánea, y aquello que tuiteaste fue retuiteado porque algunos lo consideraron interesante, pero creo que un tuit está hecho para morir en el timeline, y no para permanecer eternamente en la memoria colectiva.
¿Y si pierdes los followers? Lo malo es que esto afecte a la autoestima personal o profesional; hagamos un esfuerzo por recordar que somos quienes somos, y no cuánto tenemos y cuántas personas nos siguen. Aparte de todo esto, la mayoría de los problemas de Twitter han sido resueltos con bastante rapidez, pero la impaciencia nos domina, y el cortoplacismo imperante hace que no tengamos una mínima tolerancia a la frustración: nos “revienta” que algo haya pasado en nuestra cuenta y que no esté tal y como la habíamos dejado hace un rato.
Por favor, piénsatelo un poco. Sin twitter también se vive igual de bien, si te quedas sin followers, no te preocupes: los administradores del pajarito lo solucionarán o esos followers te buscarán para seguirte de nuevo. Si falla twitter, manda un sms (te acuerdas de los mensajes de texto?) y queda con un amigo a tomar un café, el y tú lo agradecerán.

Extimidad 2.0: ¿retransmites tu vida por Internet?

Más de mil cámaras velan por su seguridad. Muchos de lo que leen ahora estas líneas recordarán la campaña que lanzó Metro Madrid hace unos años, y que fue aprovechada para hacer una película con el mismo nombre. El uso de cámaras de seguridad en comercios, instituciones y en la vía pública ha sido objeto de debate en múltiples ocasiones, cuestionando la conveniencia de que se muestren imágenes que en algún caso pudieran afectar a nuestra intimidad, independientemente de sean instrumentos muy válidos para garantizar la seguridad.

Curioso asunto, porque a muchos no les gusta que se vea su imagen, pero les encanta retransmitir su vida de forma constante. Más allá de que cada vez más personas anónimas salgan en medios de máxima difusión (como por ejemplo, en Callejeros, Vidas Anónimas, España Directo y programas de ese estilo),  para mi opinión, dos han sido los fenómenos que ha acelerado los procesos de extimización de la realidad individual: el primero,  la aparición de Gran Hermano. Se trataba, según Mercedes Milá, de un “experimento sociológico” (si realmente lo fue poco queda de él) donde podíamos escrutar como espectadores los comportamientos e interacciones de personas normales y corrientes. De alguna manera, fue la primera oportunidad que tuvimos en España de ver y oír el día a día de unas cuantas personas, lógicamente con su permiso e innumerables cláusulas firmadas en un contrato.
Algo antes, aunque casi de manera contemporánea, el teléfono móvil fue otro de los precursores de este tipo de comportamientos. Las preguntas que estamos acostumbrados a visualizar en nuestro muro de facebook o en el timeline de twitter  ( “¿Qué estás haciendo? ¿Qué pasa? O ¿Qué estas pensando?”, entre otras) ya eran muy prototípicas, y lo siguen siendo, de muchas conversaciones por teléfono. (“¿Dónde estás? ¿Te falta mucho para llegar? ¿Cuándo vas a venir?”) y cosas por ese estilo.
En todo caso queda claro a estas alturas que la explosión y el uso masivo de las redes sociales han generado algunas nuevas formas de relacionarnos con los demás, pero más aún si cabe, de retransmitir nuestra vida a través de Internet. Lejos quedan ya aquellas conversaciones por el ICQ (fue el primer servicio de mensajería instantánea y sigue vigente) y los chateos con el Messenger (aunque éste último ya nos permitía tener agregados a nuestros amigos o contactos, o incluso clasificarlos en diferentes categorías).
Actualmente no es raro (más bien es bastante habitual), que en los muros o en los timelines sepamos, aunque sea de modo simplificado, lo que están haciendo los demás. Podemos hacer una foto y enviarla a través de diferentes servicios casi en tiempo real para que nuestros contactos puedan verla; colgamos enlaces que consideramos interesantes, usamos el foursquare para que los demás nos ubiquen en un emplazamiento concreto y en la mayoría de las ocasiones decimos lo que estamos haciendo o lo que vamos a hacer ( “De paseo por la calle, hace mucho frío”, “Esperando a mi primo para irnos a la playa”, etc…)
Sin embargo, somos muy diversos, y nadie hace un uso exactamente igual de las redes que otra persona. Algunos necesitan un contacto permanente con las aplicaciones sociales, y otros les dan uso más limitado u ocasional. Ciertas personas prefieren mantener un cierto anonimato, y a otras no les importa, e incluso les gusta mostrar todos los aspectos de su vida, ya sea de una forma narrada o audiovisual (diría que hay usuarios de facebook que tienen las fotos de toda su vida repartidas en álbumes y a la vista de los demás).
 De ningún modo quiero hacer juicios de valor concretos sobre los diferentes usos de las redes sociales, yo soy usuario asiduo de ellas y les doy el uso que entiendo más conveniente; creo que la mayoría hará el resto. Tampoco toca hacer hoy una clasificación de tipos de usuarios de redes, en primer lugar porque ya circulan unas cuantas por Internet y sobre todo porque no es el objetivo de este post. El objetivo que me planteo hoy es si necesitamos en realidad compartir tanto y visibilizarnos ante los demás, o han sido las redes quienes han acelerado el ansia por compartir contenidos de todo tipo, pero en muchos casos contenidos de carácter personal.
Dejo varias preguntas abiertas: ¿Suplen las redes 2.0 a la vida 1.0? ¿Qué objetivos buscan los usuarios cuando publican en sus muros? ¿Es necesario retransmitir nuestra vida por Internet? ¿En qué medida lo haces tú?