Amalio Rey (recomiendo seguirle en su blog), publicaba un post hace unos meses donde se generó un interesante debate acerca de la credibilidad y el amiguismo 2.0, refiriéndose a los motivos que nos llevan a hacer comentarios positivos y RT de ciertas personas o blogs. Aunque, sin duda, el mundo de la blogosfera y twitter han revolucionado el mundo de la comunicación, parecen tener casi siempre un sesgo positivo y no es demasiado habitual ver discusiones “serias” sobre un tema.
No es posible ampliar el tema aquí porque creo que quedó perfectamente reflejado en los dos posts de @arey, pero voy a poner un ejemplo gráfico, para que se entienda algo mejor. Imaginemos un blog que tiene unos cuantos seguidores, y el autor escribe un post cuyo título es “A + B = C”. El desarrollo del post, lógicamente, iría en consonancia con el título del mismo, y los comentarios del post podrían ser los siguientes:
Javier dice….
Felicidades por el post! Efectivamente, creo que A+B = C, has dado en el clavo.
Manolo dice….
Cierto compañero, casi siempre resulta que A+B = C, no podrías haberlo dicho mejor.
Jose dice…
Aunque creo que no siempre A+B = C, sí que lo es la mayoría de las veces. Felicidades por el blog.
María dice…
No podría estar más de acuerdo con la premisa de que A+B = C, según mi experiencia es lo que suele pasar habitualmente. Saludos 😉
Ruth dice…
Bueno, también creo que a veces A+K también es igual a C, pero sin embargo la mayoría de las veces es tal y como tú lo dices. Un abrazo
Así podríamos seguir unos cuantos comentarios más…lógicamente, este es un ejemplo exagerado y no está enmarcado en ningún contexto en concreto, pero creo que sirve para ilustrar un fenómeno muy típico en el 2.0. Algo similar pasa con los retweets en Twitter: muchas veces los RT son hechos de forma automática añadiendo una recomendación porque nos “suena” el autor, o porque nos gusta el título. Pero que quede bien claro desde un principio que esto es, en primer lugar, un ejercicio de autocrítica: creo que yo y muchos de los que habitualmente pasamos algunas horas en la red practicamos el buenrrollismo, y quizás no hayamos hecho una reflexión de las causas que nos llevan a ello.
Mi objetivo es plantear algunas hipótesis del porqué de este fenómeno…¿por qué son casi todo parabienes en el 2.0?
a) Muchas personas usan las redes sociales como una vía de escape, independientemente de que las usen también como una herramienta de trabajo. Quieren pasar un buen rato y desconectar, y no les apetece discutir profundamente sobre nada en concreto, sino enlazar temas interesantes y/o mantener alguna conversación informal.
b) Desconocimiento en profundidad de los temas de los que se hablan: si leemos la entrada de un blog sobre un tema que desconocemos, tenemos varias opciones: no opinar nada, o en el caso de que conozcamos al autor o nos parezca que escribe de forma coherente, darle un pequeño empujón de ánimo o un parabien. No podemos saber todos de todo, pero si creemos que alguien ha escrito bien sobre un tema, es normal que lo apoyemos.
c) Efecto Búho: un gran número de personas hacen un mayor uso de las redes en horario nocturno, cuando ha finalizado su jornada laboral y sus obligaciones familiares. Por tanto, suele ocurrir que, aunque nos apetece aportar algo o discutir sobre un tema, el cansancio o la falta de tiempo hace que nos lo pensemos dos veces antes de ponernos a escribir. Lo más fácil es decir alguna frase hecha para dejar ahí nuestra participación.
d) Efecto Biography/Gurú si el que escribe o conversa en twitter es alguien de quién nos gusta su pequeña Bio, probablemente nuestros comentarios hacia él sean positivos, algo similar a lo que ocurriría con el efecto Halo ( si es guapo, también es inteligente). Por otro lado, si otorgamos a la persona que escribe las atribuciones habituales que se hacen a los “gurús”, pensaremos de forma inconsciente, o algunas veces consciente de que lo que dice tiene mucho de verdad, aunque no lo comprobemos.
e) Efecto espejo: en la vida 1.0, si alguien nos grita, existen altas probabilidades de que le respondamos gritando también; si alguien nos sonríe, es casi seguro que le respondamos con una sonrisa. Si consideramos que la mayoría de las personas que habitan en nuestro timeline son simpáticas o agradables, es fácil pensar que nosotros practicaremos algo parecido con ellos.
f) Efecto deseabilidad social: aunque creamos que controlamos todo lo que decimos, tanto en el mundo 1.0 como en el 2.0, lo que expresamos está muchas veces mediatizado por la deseabilidad social, que es aquello que se supone que la sociedad espera oir (si le preguntamos a alguien “¿Es usted racista?”, probablemente la respuesta sea: “Yo? No, por Dios, para nada”. No siempre expresamos lo que queremos o de la forma que queremos, por un cierto miedo a quedar “mal” (incluso puede aparecer el temor a perder contactos, followers, etc…).
Estas hipótesis carecen de total rigor científico (probablemente ni siquiera debería haberlas llamado así); se trata simplemente de apreciaciones personales. Pero no estaría de más que nos paráramos a pensar si en ocasiones no convertimos nuestra participación en la red en ciertos automatismos y se pierde algo de nuestra verdadera esencia. No creo que sea malo el buen rollo generalizado, al fin y al cabo, se vive feliz con una sonrisa, pero también perdemos oportunidades de enriquecimiento personal e intelectual por no profundizar un poquito más.