La culpa no es del community manager. Es del 2.0

coraza en comunicaciónOye, mira que nos gusta meter caña. Durante los últimos años, los que nos dedicamos en mayor o en menor medida a la comunicación o marketing digital, no sé si hemos beneficiado a nuestros clientes o gestionado adecuadamente comunidades, pero sí de algo estoy seguro, es de que nos hemos convertido en auténticos expertos en criticar el trabajo de community managers que no son nuestros amigos, o en detectar supuestas crisis de comunicación en cuentas ajenas.

Y este artículo, por supuesto, no está escrito por casualidad. No hay día que pase en que no se produzca lo que habitualmente se denomina «incendio en redes sociales«, ya sea por las desafortunadas declaraciones de alguien relevante, por decisiones gubernamentales, a causa de un tema de actualidad o, como viene al caso, por un gazapo del community manager de alguna cuenta de Twitter.

Los demás siempre se equivocan, pero nosotros no. Estamos atentos a cualquier pequeño gazapo en las redes para, automáticamente y sin dilación, hacer una captura de pantalla y mostrarlo al resto del mundo. Pero la pifian los demás, nunca nosotros. Y machacamos al que, casi siempre, es el más débil. Porque en las ponencias nos hartamos de decir que «el community manager es la persona que aplica las estrategias previamente desarrolladas por el social media manager o el social media strategist». Queda genial decirlo, pero parece que se nos olvida muy pronto.

La tentación es fuerte: nos enteramos por alguien de el tremendo gazapo en Twitter de una cuenta. Lo compartimos, como no, en nuestras redes sociales favoritas llenos de orgullo y satisfacción, y si nos animamos, hacemos un memorable post en donde evangelizamos una vez más a los, oh Dios mío, ignorantes que todavía no han contratado un profesional para que gestione las redes sociales de su empresa. Pero eso no es lo peor, sino que a veces lo hacemos en un tono algo despectivo y poco constructivo.

Mira un poco más allá. La culpa es del 2.0

Y sí, claro, con  todo lo anterior me refiero a lo que ha pasado recientemente con el tweet de Gil Stauffer. Pero creo que el análisis que muchos de nosotros hacemos habitualmente es escaso y superficial y profundizamos poco, muy poco. Aquí, el problema principal no es el conjunto de tweets o publicaciones en Facebook de la empresa, sino lo que se esconde detrás de ellos. Prestemos un poco de atención al tono del tweet de disculpa de Gil Stauffer. Tanto el famoso tweet de hace unos días como el de disculpa esconden una comunicación bastante rancia y arcaica, al menos en mi opinión. Y he aquí el quid de la cuestión: «ser 2.0» no es entrar en redes con el discurso de siempre; implica un cambio mucho más profundo.

«Ser 2.0» va mucho más allá de tener una web más o menos bonita con muchos preciosos iconos y redes sociales. Va más lejos de tener pestañas con concursos en Facebook, algún que otro vídeo en Youtube o un blog corporativo. Recomiendo que revisen el post de José Miguel Bolívar sobre 10 rasgos de las organizaciones 2.0 y al terminar de leerlo, piensen si realmente muchas de las empresas que tienen actividad en redes sociales tienen una verdadera filosofía de trabajo 2.0

2.0 es perder el miedo a los comentarios, a las menciones en redes, a las críticas. 2.0 es hacer las cosas de manera muy diferente y saber quitarse a tiempo la coraza de hormigón armado que todavía tienen muchas empresas en materia de comunicación. Ser 2.0 conlleva no estar permanentemente a la defensiva y saber aprovechar las oportunidades que nos ofrece la red. Por eso pongo en el título del artículo que la culpa es del 2.0. Porque sin dejar de pensar que el CM o la persona encargada de comunicación en la empresa no ha tenido su mejor momento, y que es cierto que los encargados de comunicación son a veces los peores trolls de una empresa y el sentido común brilla por su ausencia, el cambio debe venir desde más arriba.

Conviene, entonces, revisar si estamos trabajando el 2.0 como una actitud y no como una moda. Plantear si hay que «estar» o «tener presencia» en redes sociales «porque sí». Optimizar los procesos de comunicación y de atención al cliente, y no utilizar las redes sociales como una suerte de clon digital de nuestras viejas costumbres 1.0. Ya saben: la culpa es del 2.0.

Imagen: www.tienda-medieval.com

Internet es Tuyo: por qué estaré allí el viernes

Internet es TuyoInternet es Tuyo celebra su III Edición este viernes 18 de mayo. Poco a poco, este evento creado y dirigido por Ismael El-Qudsi, CEO de Internet República, ha ido ganándose un hueco entre las mejores citas anuales sobre Internet y social media en España. Los anteriores años me había quedado con las ganas de asistir, y este año reservé con bastante antelación vuelo y entradas porque me habían asegurado que valdría realmente la pena.

Y así, desde luego parece ser. En esta edición de Internet es Tuyo el equipo organizador, con Inma Ferragud como Dircom y uno de sus principales baluartes,  ha tirado la casa por la ventana y nos va a traer lo mejorcito del panorama actual del mundo de las redes. Pero si hay algo que me encanta es que, a priori, no es el «típico evento de social media», sino que se trata de un concepto mucho más amplio. Periodismo, sociedad, Internet, comunicación, psicología, coaching, y muchos más temas serán expuestos por magníficos profesionales y ponentes en el Palacete del Duque de Pastrana.

El formato de ponencias de Internet es Tuyo es similar al de las TEDTalks, es decir, aproximadamente unos 20 minutos de duración por cada uno de los participantes, lo cual considero un acierto, ya que por un lado ofrece agilidad y ritmo al evento, y por otra parte, nos permite ver a un mayor número de conferenciantes. Hay que recordar que, a igual que en la edición del año pasado, el evento será retransmitido por streaming, y seguramente va a tener igual o mayor acogida que el año pasado, en donde hubno decenas de miles de asistentes virtuales.

Internet es Tuyo no es gratis. Claro que no. La calidad se paga, y en este caso, creo que han logrado un ajustadísimo precio para los asistentes, tendiendo en cuenta que incluye la asistencia al evento, sino también desayuno, almuerzo y cena, y posterior fiesta con la actuación de Ramil y su trío de jazz. Para colmo, me acabo de enterar que pinchará en la fiesta Ana Aldea, lo que supone una garantía de buena música, al igual que ya ha ocurrido con la #mepartoparty en las últimas ediciones del EBE.

En cualquier caso, si todavía se están planteando asistir o no al evento, les recuerdo que Cooking Ideas está sorteando varias entradas para el mismo. Aunque ya queda muy poquito, vale la pena participar en el sorteo y estar el viernes allí. Internet es Tuyo será este viernes un magnífico punto de encuentro para profesionales de los medios digitales, una estupenda oportunidad de volver a encontrarme con viejos amigos y desvirtualizar a otros tantos de mi TL, y una fiesta para celebrar que Internet es de todos y todos formamos Internet.

¿Nos vemos el viernes en Internet es Tuyo?

¿Usas Twitter como un tablón de anuncios o como la barra de un bar?

Empecé a usar Twitter, como muchos otros, para darle un poco más de visibilidad a mi blog. No sabía muy bien cómo funcionaba la herramienta de microblogging, incluso @yoriento tuvo que avisarme amablemente de que mi enlace a Twitter desde el blog no funcionaba bien.
Cuando comencé a observar el TL desde la web, aquello me parecía una locura de menajes unos detrás de otros: personas que hablaban las unas con las otras, opiniones sobre sucesos, preguntas al aire sobre dudas al usar una herramienta en concreto, enlaces interesantes…sin duda me costó un poco adaptarme a la metodología “tuitera”, pero enseguida le vi el sentido a ésta herramienta.
Me imagino que mi fomación de psicólogo ha hecho que durante ciertos períodos de tiempo, me dedique a hacer un poco de voyeur 2.0 y observar el comportamiento de los tuiteros. No cabe de que con el paso del tiempo el TL se va enriqueciendo y cargándose de usuarios interesantes que aportan contenido a la red. Para mi gusto, una de las mejores cosas que tiene Twitter es que, aunque muchos de nosotros empezamos a usarlo para contactar con personas desconocidas, pero cercanas a nuestra profesión o intereses, acabamos formando una suerte de familia heterogénea y variada
Dentro de esa familia he observado, simplificando muchísimo por supuesto, dos tipos básicos de comportamiento o de usuarios en Twitter. Por un lado, hay tuiteros que actualizan el TL con constancia y regularidad de contenidos interesantes, que pueden provenir de blogs, artículos de prensa, etc… hacen retweet de temas publicados por otros usuarios para compartirlos con sus seguidores, o bien usan los 140 caracteres para expresar pensamientos sobre algo en concreto. Sin duda, la gran mayoría de estos tuiteros aportan valor añadido al TL, pero no suelen interaccionar demasiado con el resto de los usuarios (seguramente lo harán por mensaje directo, pero eso de momento no lo podemos saber).
Por otro lado, podríamos definir un perfil más o menos homogéneo de tuiteros que usan Twitter como herramienta de conversación en tiempo real, ya sea porque están compartiendo un hashtag en común, porque se conocen y van a quedar para un evento o porque simplemente participan de una animada conversación. No suelen hacer un uso demasiado “profesional” (aunque no me gusta demasiado ese término), sino que hacen un uso más “ocioso” de la herramienta. Creo que, aunque de forma diferente, también pueden y aportan valor al timeline.
Por supuesto, dado que los perfiles que he expuesto aquí son extremos, es muy habitual que los usuarios combinen las dos “modalidades” de uso de Twitter; los extremos suelen ser casi siempre la minoría y no son muchos los que veo en mi timeline.
¿Hay un uso concreto, razonable y efectivo de Twitter? Si hablamos de la cuenta de una empresa, por supuesto que hay una serie de “normas” para la interacción con el usuario de la marca…pero si hablamos de una cuenta personal, yo soy más proclive a decir que cada uno le de el uso que crea conveniente. Con esto quiero dejar claro que mi opinión es que, si hablamos de un uso personal, nadie debería decirnos cómo usar o no Twitter, más allá de guardar las formas, el sentido común y mantener la educación que podamos tener en el 1.0
No creo que uno de los perfiles de usuario sea mejor que otro. Personalmente, me parece tan bueno que un tuitero cuelgue enlaces que pueden aportar contenido de calidad como otro que genere conversación en la red. Los dos, al fin y al cabo, nos dejan su grano de arena y ayudan a que la comunidad crezca y sea más interesante cada día. Quizás lo mejor de todo es que tenemos la capacidad de seguir o no seguir a quien nos plazca, es una de las virtudes de la red.
¿Y qué tipo de usuario soy yo? No creo ser el más indicado para decirlo, quien me siga lo sabrá, quien me haya dejado de seguir probablemente también lo sabrá y quién aún no me siga tiene la posibilidad de saberlo enseguida 😉
¿Y tú, como usas Twitter?

Fobias digitales: los mitos del 2.0

Aunque en los últimos años Internet se ha convertido en una revolucionaria forma de comunicación y el número de usuarios de la red no hace más que crecer y crecer, son muchas las personas que todavía tienen muchas reticencias a la hora del uso de esta herramienta.
Los que machacamos las aplicaciones día a día en muchas ocasiones cometemos un sesgo observacional al pensar que “todo el mundo” sabe lo que es facebook, twitter, etc…pero nada más lejos de la realidad: pueden contarse por millones los individuos que no hacen uso apenas de Internet. Algunos por desconocimiento, pero hay otros que conocen más o menos de cerca las posbilidades de la red, prefieren no usarla.
Acerca de este último tipo de usuarios, he comprobado como en casos concretos se dan algunos “síntomas” que podrían ser parecidos a los de una fobia específica, aunque sin llegar a cumplir los criterios especificados en los manuales de Psicología o Psiquiatría. En cualquier caso, me atreveré a llamarlos fóbicos al 2.0 y no a Internet, en la medida en que el miedo no es tanto a la red en sí misma, sino al tejido de redes sociales que se ha ido formando en los últimos años. Quiero decir con esto que muchísimas personas conocen las ventajas de la red de redes para diferentes objetivos (por ejemplo, comprobar el estado de sus cuentas bancarias desde casa), pero no van más allá de eso y muestran un gran rechazo a otro tipo de usos de Internet.
Centrándonos en este tipo de usuarios, voy  a describir una serie de mitos que, en la mayoría de ocasiones, se atribuyen de manera errónea a las herramientas digitales de comunicación.
Mito nº 1: “Facebook y todas esas cosas son una chorrada”. Suele ser el argumento más fácil, menos elaborado y también más difícil de rebatir. El que algo nos parezca importante o no es tremendamente subjetivo, y no podemos empujar a alguien a que use algo que en principio no le interesa. Pero ocurre como casi siempre: la inmensa mayoría de la gente que usa este argumento ni siquiera se ha molestado en probar la herramienta Simplemente es un rechazo sin más, una oposición frontal a la apertura a nuevas experiencias.
Mito nº 2: “Las aplicaciones para redes sociales son peligrosas para mi intimidad”. ¿Nos hemos planteado qué le contamos de nuestra vida a nuestros vecinos o conocidos? Desde luego que la publicación de fotos o información relevante sobre nosotros mismos hace que, de alguna manera, nos expongamos ante los demás, pero no creo que sea lo más importante. En todo caso, somos nosotros, conociendo bien las aplicaciones los que decidimos qué queremos mostrar y qué cosas dejamos para un círculo más reducido. Hay personas que deciden publicar interminables álbumes de fotos y otros que no…es una elección personal, pero no hay ninguna obligación de practicar la “extimidad”.
Mito nº 3: “Internet y el 2.0 quita mucho tiempo”. Tú eliges. Hay telespectadores que no se separan de la pantalla de TV, adictos a todo tipo de series, realities, concursos, etc…y otras sólo ven informativos y alguna cosa más. La herramienta en sí misma no es mala, depende del uso que le quieras dar, pero también tenemos elección en esta materia. Si lo deseas puedes tener el Tweetdeck todo el día abierto, pero como cualquier software, tiene una cruz donde hacer clic y cerrarlo cuando venga en gana. La adicción o no a las aplicaciones depende de la persona, no de la aplicación en sí misma. Es cierto que el los refuerzos positivos que nos otorgan las redes son tremendamente poderosos y muy a corto plazo, pero el mismo efecto tiene el tabaco u otras sustancias, y no todo el mundo está “enganchado”.
Mito nº 4: “No me hables de eso, ya soy muy viejo para esas cosas”. Aunque los usuarios de ciertas redes no son precisamente adolescentes, como en el caso de twitter, todavía existe la percepción de que los ordenadores, Internet y aún más las redes sociales son para gente joven que se divierte colgando las fotos de la última salida de fin de semana. La red no tiene edad, sólo hace falta un ordenador y ganas de descubrir nuevas formas de comunicación.
Mito nº 5: “Internet es peligroso: mira lo que pasa con los pederastas”. La red no es ni más ni menos peligrosa que la vida en sí misma o que personas que sufren ciertos tipos de trastornos o son delincuentes habituales. Lo que ocurre es que para cierto tipo de sujetos, Internet ha venido a ser una herramienta perfecta para cometer fechorías o hacer prácticas de dudoso gusto. Cierto es que se han dado nuevos fenómenos como el spam, publicidad engañosa, fraudes, etc….pero ocurre como la fobia a volar: a pesar de que sabemos por numerosos estudios que el avión es el método más seguro para viajar, pensamos que el aeroplano se caerá. Pues lo mismo ocurre con Internet: es más seguro pagar con tarjeta de crédito a través de datos que hacerlo en una tienda física, pero todavía nos fiamos más de las «personas» que de las máquinas.
Mito nº 6: “Me dan miedo las redes sobre todo por mis hijos”. ¿Y no te da miedo que en plena sobremesa la mayoría de los programas de TV consistan en personas de dudoso prestigio insultándose y lanzando improperios de todo tipo? ¿Tampoco te da miedo que vean una película en donde se transmiten los valores de que todo se soluciona a golpes? Internet nos da una magnífica libertad, dentro de lo que cabe, de elección de contenidos. El Tuenti no es malo para tus hijos en sí mismo, enséñales simplemente un uso adecuado.
Mito nº 7: “El propósito último de las redes es hacer publicidad de productos y forrarse a nuestra costa”. Algunas aplicaciones 2.0 nacieron casi “por casualidad”, y otras no tanto. Es lógico que la persona que descubre que su invento es usado masivamente por millones de personas quiera beneficiarse de ello, pero independientemente, cada red tiene unos fines específicos y somos nosotros los que tenemos que buscarle un mejor uso, y sobre todo una mayor rentabilidad. No mezclemos Linkedin con Facebook, o MySpace con Flickr, cada red tiene unos fines específicos y no son clones unas de otras.
Lógicamente, podría extenderme mucho más y seguramente nombrar otros muchos mitos, pero para mi opinión éstos son algunos de los más importantes, y sobre todo, los que hacen que muchas personas no se acerquen al patrón de comunicación 2.0. Pero ahora me gustaría saber si estás de acuerdo o no, o que aportaras alguna opinión al tema…
¿Crees que hay todavía mucha fobia al 2.0?

Hazte un favor y pon una foto en tu perfil 2.0

Una de las principales características del la web 2.0 es la facilidad de comunicación; son infinitas las aplicaciones, webs y redes donde se nos pide que dejemos unos cuantos datos personales para identificarnos con el fin de hacernos algo más “visibles” para los demás. Lógicamente, esos datos varían según se trate de una red social, profesional o de una herramienta de “chateo” más convencional como podría ser el Messenger.
Pero si algo hay en común en todas estas aplicaciones es que se nos reserva un hueco para poner una foto (salvo en el caso de flickr, donde las fotos son la esencia misma de la red). Más allá de que redes sociales como badoo, facebook, hi5 o similares nos dan espacio para subir todos los álbumes de fotos que queramos, lo más habitual es que en nuestro perfil, aparte de poner nuestro nombre o un nick y algunos datos más, pongamos una foto “tipo carné”, como las de toda la vida, para identificarnos.
Sin embargo, no todas las personas que se afilian a la web 2.0 ponen una foto. De alguna manera sigue existiendo bastante miedo a Internet como concepto general, concediéndole a la red atributos y adjetivos como “buena” o “mala” (todavía son muchos los que nos piden que le hagamos algún trámite por la red porque a ellos les da “miedito” usar una tarjeta de crédito o dejar algún dato personal). Al contrario de lo que comentaba hace algunas semanas por aquí, cuando me refería a la retransmisión de nuestra vida por Internet, determinados internautas prefieren mantener un cierto anonimato y no incluir una foto en sus perfiles.
Aunque sin duda se trata de una opción personal, y si algo caracteriza el uso de la red es la libertad de cada cuál para usarla como mejor crea conveniente, no creo que la mejor opción sea no poner foto. Ayer tuve la suerte de desvirtualizar a @ecroissier y hablábamos de lo curioso que nos resultaba como muchos participantes del 2.0 no usan ningún tipo de foto o avatar. No dejaba de sorprendernos, sobre todo si nos centramos en las redes profesionales tipo Linkedin o Xing, que haya profesionales que no tengan reparo en poner su nombre y apellidos, Universidad donde estudió, experiencia laboral e incluso e-mail o skype para contacto, pero que dejen ese fatídico modelo de foto que nos propone la aplicación: esa especie de sombra gris azulada sonde intuimos una silueta humana, pero nada más.
Bien, volvamos al mundo 1.0 por un momento y pongámonos en la piel de un seleccionador de personal. Estamos esperando a un candidato y cuando éste llega, nos encontramos con que viene con una careta puesta o con la cara vendada y gafas de sol al estilo del Hombre Invisible. O piensa por un momento que te has citado con un cliente en una cafetería y cuando llega viene disfrazado de Bob Esponja, dejándote a cuadros.
Ya sé que son ejemplos algo forzados y exagerados, pero lo que quiero dar a entender es que tenemos que hacernos a la idea de que el 2.0 no es ningún juego para pasar el rato: simplemente es una extensión digital de nuestra vida analógica, y como tal, deberíamos plantearnos el porqué de nuestra reticencia a poner una foto en donde se nos pueda identificar y reconocer. Incluso sería más razonable vigilar qué tipo de datos concretos estamos compartiendo en la red, más que pensar si una foto u otra desvela nuestra intimidad.
Cierto es que no hay reglas concretas, hay personas que prefieren salir muy sonrientes, otras más serias; unos se ponen un avatar porque representan a una empresa, y otros ponen la última foto donde más o menos han quedado bien…posibilidades hay miles, y cada participante debe poner la que más crea conveniente.  Pero si cuando sales a la calle no te tapas la cara y no tienes razones para ello, no lo hagas en el 2.0

No abandones a tu blog: él nunca lo haría

Es muy difícil calcular el número de blogs que existen actualmente en la red. Si nos aventuráramos a decir una cifra, muy probablemente nos equivocaríamos, así que dejémoslo por ahora en que son muchos, muchísimos, más de los que nos podamos imaginar.

Independientemente del valor expresivo que tiene un blog, para mí ha tenido un valor catártico o cuasi-ansiolítico: me gusta escribir, me desahogo de alguna manera y también me relaja, aparte de mostrar mi opinión sobre ciertos temas de que puedo conocer, en algunos casos muy de cerca y en otros no tanto.
No puedo dedicarle todo el tiempo que quisiera a escribir delante de la pantalla;  a veces el tiempo sobra pero faltan las ideas, y en otras ocasiones sobran las ideas pero falta el tiempo. También ocurre que algunos momentos, cuando voy a escribir sobre algo descubres que ya se ha escrito mucho sobre “eso”, y no vale la pena alargar los temas, ni aportar más contenido de un tema que otros dominan de sobra.
Me imagino que a muchos de los que escriben con regularidad les pasarán cosas parecidas, pero sin duda, una de las cosas que más pena me da es cuando hago clic en algún enlace interesante y descubro que se trata de un post de un blog “muerto”.
Sí, esos blogs que permanecen indexados a los cuales somos capaces de acceder, aunque lleven meses o años literalmente colgados en la red, en los dos sentidos del término. Internet se convierte en una suerte de “limbo” para blogs cuyas páginas yacen esperando a que alguien vuelva a escribir sobre ellas. Blogs que nacen con ilusión y que tratan sobre temas tremendamente interesantes quedan en la chatarra de la blogosfera, esperando que alguien de con ellos vía google y los redescubra de alguna manera.
¿Por qué esa vida tan corta de algunos blogs? ¿Tienen un principio y un fin los blogs? Pues la respuesta es muy relativa, tan relativa como la disparidad de los blogs y de sus autores. Hay autores que se ponen como meta escribir todos los días del año; otros autores escriben con una cierta regularidad,, y por otro lado hay autores que escriben cuando les apetece, sin más.
Es lógico pensar que haya bitácoras que tienen un principio y un fin determinado, como por ejemplo los que van asociadas a alguna noble causa o reivindicación (por ejemplo, textos dedicados a recaudar fondos, protestas laborales, etc…) pero entiendo que no son la mayoría. La mayoría de los blogs empiezan con fuerza, con ganas, con ilusión, e incluso en ocasiones sus autores a lo largo del tiempo empiezan a ser reconocidos y a obtener cierto prestigio en otros medios.
Hay blogs de todo tipo: con posts más cortos o largos, con diseños “bonitos” o algo más complicados, con fotos o sin fotos, con muchos enlaces o con pocos…todas son bitácoras donde dejamos huella, pero el caso es que algunos continúan con el paso del tiempo, otros empiezan a actualizarse más lentamente y otros, simplemente, desaparecen. Una de las “excusas” a las que se recurre con más frecuencia es que con el auge de las redes sociales y la conexión permanente con los internautas que ello conlleva,  se consume mucho tiempo que se roba a la producción de posts…
¿ Razón de peso o argumento fácil para escribir menos? ¿Tiene que ver que seamos más o menos metódicos para escribir con una cierta regularidad? ¿Qué características diferencian al bloguero constante del que abandona su creación?
Yo propongo hacer un esfuerzo por no dejar morir a nuestros queridos hijitos, esas páginas y plantillas a las que les hemos dedicado tanto cariño. Una veces diremos cosas más interesantes y otras menos, pero sigamos compartiendo el conocimiento y desarrollando la filosofía 2.0.
No dejes morir a tu blog: el nunca lo haría

Extimidad 2.0: ¿retransmites tu vida por Internet?

Más de mil cámaras velan por su seguridad. Muchos de lo que leen ahora estas líneas recordarán la campaña que lanzó Metro Madrid hace unos años, y que fue aprovechada para hacer una película con el mismo nombre. El uso de cámaras de seguridad en comercios, instituciones y en la vía pública ha sido objeto de debate en múltiples ocasiones, cuestionando la conveniencia de que se muestren imágenes que en algún caso pudieran afectar a nuestra intimidad, independientemente de sean instrumentos muy válidos para garantizar la seguridad.

Curioso asunto, porque a muchos no les gusta que se vea su imagen, pero les encanta retransmitir su vida de forma constante. Más allá de que cada vez más personas anónimas salgan en medios de máxima difusión (como por ejemplo, en Callejeros, Vidas Anónimas, España Directo y programas de ese estilo),  para mi opinión, dos han sido los fenómenos que ha acelerado los procesos de extimización de la realidad individual: el primero,  la aparición de Gran Hermano. Se trataba, según Mercedes Milá, de un “experimento sociológico” (si realmente lo fue poco queda de él) donde podíamos escrutar como espectadores los comportamientos e interacciones de personas normales y corrientes. De alguna manera, fue la primera oportunidad que tuvimos en España de ver y oír el día a día de unas cuantas personas, lógicamente con su permiso e innumerables cláusulas firmadas en un contrato.
Algo antes, aunque casi de manera contemporánea, el teléfono móvil fue otro de los precursores de este tipo de comportamientos. Las preguntas que estamos acostumbrados a visualizar en nuestro muro de facebook o en el timeline de twitter  ( “¿Qué estás haciendo? ¿Qué pasa? O ¿Qué estas pensando?”, entre otras) ya eran muy prototípicas, y lo siguen siendo, de muchas conversaciones por teléfono. (“¿Dónde estás? ¿Te falta mucho para llegar? ¿Cuándo vas a venir?”) y cosas por ese estilo.
En todo caso queda claro a estas alturas que la explosión y el uso masivo de las redes sociales han generado algunas nuevas formas de relacionarnos con los demás, pero más aún si cabe, de retransmitir nuestra vida a través de Internet. Lejos quedan ya aquellas conversaciones por el ICQ (fue el primer servicio de mensajería instantánea y sigue vigente) y los chateos con el Messenger (aunque éste último ya nos permitía tener agregados a nuestros amigos o contactos, o incluso clasificarlos en diferentes categorías).
Actualmente no es raro (más bien es bastante habitual), que en los muros o en los timelines sepamos, aunque sea de modo simplificado, lo que están haciendo los demás. Podemos hacer una foto y enviarla a través de diferentes servicios casi en tiempo real para que nuestros contactos puedan verla; colgamos enlaces que consideramos interesantes, usamos el foursquare para que los demás nos ubiquen en un emplazamiento concreto y en la mayoría de las ocasiones decimos lo que estamos haciendo o lo que vamos a hacer ( “De paseo por la calle, hace mucho frío”, “Esperando a mi primo para irnos a la playa”, etc…)
Sin embargo, somos muy diversos, y nadie hace un uso exactamente igual de las redes que otra persona. Algunos necesitan un contacto permanente con las aplicaciones sociales, y otros les dan uso más limitado u ocasional. Ciertas personas prefieren mantener un cierto anonimato, y a otras no les importa, e incluso les gusta mostrar todos los aspectos de su vida, ya sea de una forma narrada o audiovisual (diría que hay usuarios de facebook que tienen las fotos de toda su vida repartidas en álbumes y a la vista de los demás).
 De ningún modo quiero hacer juicios de valor concretos sobre los diferentes usos de las redes sociales, yo soy usuario asiduo de ellas y les doy el uso que entiendo más conveniente; creo que la mayoría hará el resto. Tampoco toca hacer hoy una clasificación de tipos de usuarios de redes, en primer lugar porque ya circulan unas cuantas por Internet y sobre todo porque no es el objetivo de este post. El objetivo que me planteo hoy es si necesitamos en realidad compartir tanto y visibilizarnos ante los demás, o han sido las redes quienes han acelerado el ansia por compartir contenidos de todo tipo, pero en muchos casos contenidos de carácter personal.
Dejo varias preguntas abiertas: ¿Suplen las redes 2.0 a la vida 1.0? ¿Qué objetivos buscan los usuarios cuando publican en sus muros? ¿Es necesario retransmitir nuestra vida por Internet? ¿En qué medida lo haces tú?

Una nueva aventura

Cuando estudiaba Psicología en la Universidad de La Laguna, Internet empezaba a dar sus primeros pasos en España. Recuerdo que en la sala de ordenadores de la Facultad todavía había unas máquinas con procesador 286, con unas fantásticas disqueteras de 5 y 1/4 y otras de 3 y 1/2 donde alguna que otra vez tuvimos que trabajar con algunos comandos de MS2 y ese tipo de cosas que ya nos suenan tan arcaicas.

Eran tiempos donde, aunque tuviéramos un ordenador con un procesador algo más avanzado que los de la sala de informática, si chateabas o usabas el messenger eras un poco bicho raro, y el Encarta seguía siendo la mejor manera de buscar información medianamente amplia sobre algún tema en concreto. Las posibilidades que ofrecía Internet eran buenas pero muy limitadas.

Sin embargo, la red de redes ha crecido exponencialmente en los últimos años, y uno de los motivos de que haya ocurrido, obviando las búsquedas en google y otros menesteres, ha sido la proliferación de redes sociales. Son ya casi incontables las aplicaciones sociales que podemos encontrar en Internet, algunas más «generalistas» y otras más especializadas (ej: música, empleo…), y son millones y millones de usuarios los que cada día comparten algo de sí mismos de manera digital.

Lo virtual está siendo tan importante como lo real; las dos plataformas, la analógica o 1.0 y la digital o 2.0 interaccionan hasta tal punto que algunos que están en el 1.0 quieren pasarse al 2.0, y los que están en el 2.0 quieren «desvirtualizar» a las personas que han conocido en la red.

Mi amigo Sergio Martín Corzo ha querido darme la oportunidad de compartir con él la entrada a la blogosfera; dentro de poco hará año y medio que escribimos en el blog formación y talento. Precisamente es escribiendo en este blog donde me he dado cuenta de que cada vez más escribía sobre una temática más puramente psicológica, incluso a veces a modo de catarsis personal sobre cosas que me habían ocurrido. No voy a dejar de escribir en el blog que comparto con mi amigo, ni mucho menos, pero necesitaba otra vía más adecuada para hablar de asuntos que se escapan de la formación, la orientación y el mundo de la empresa.

Es por ello que empiezo hoy con este «spin-off» de formación y talento. Las pretensiones del blog Conducta 2.0 son sencillas: escribir sobre psicología y 2.0 y responder a algunas preguntas: ¿como han influido las redes en nuestro comportamiento? ¿Eres igual 1.0 que 2.0?, y muchas otras cuestiones de las que iré escribiendo. Espero que todos se sientan invitados a participar y a expresar su opinión así que simplemente….Nos vemos por las redes!

P.D. El dibujo ha sido tomado del grupo Comunicación Social Media en Facebook, muchas gracias @Luz_Martin